Sabemos que la lucha contra las múltiples expresiones de la discriminación originada por la diferencia de género tiene una larga historia que se extiende desde la propia antigüedad griega hasta nuestros tiempos. Lisístrata, personaje de Aristófanes, (444 - 385 a.n.e.) recuerda la lucha de la mujer contra la insistencia de los hombres en hacer la guerra y no el amor. En la modernidad durante la Revolución francesa, las mujeres parisinas participaron exigiendo, con los hombres, libertad, igualdad y fraternidad pero la revolución no reconoció finalmente el sufragio femenino. Olympe de Gonges redactó "los derechos de la Mujer y la Ciudadana", participando activamente en toda la lucha política e ideológica de la revolución, hasta el punto de terminar como víctima del régimen del terror. Esas luchas por el reconocimiento de los derechos básicos políticos para la mujer no alcanzó su coronación sino hasta el siglo XX, luego de luchas centenarias de sufragistas, feministas y revolucionarias, hasta el punto de poder afirmar que entre las transformaciones más profundas que nos ha dejado el siglo XX están las que podríamos denominar la revoluciones femeninas que han permitido que la mujer esté hoy presente en todos los espacios de la vida social, economía y política.
Conviene recordar que fue en 1910 cuando en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialista reunida en Copenhague, Dinamarca, se adoptó la resolución por la cual se señalaba un día al año, el 8 de marzo, como Día Internacional de la Mujer. Las preocupaciones inicialmente se centraban en la emancipación política de la mujer. Pero durante el siglo XX, el debate y la lucha de las mujeres, y finalmente de toda la sociedad, han cubierto no solo el tema de la emancipación política, sino también la lucha contra muchos aspectos de nuestras sociedades que generan una brecha que afecta negativamente a la mujer y por ello a toda la sociedad.
Hoy, reconocemos, el debate sobre la igualdad y equidad de género aborda temas como:
- Lucha para desterrar la violencia contra la mujer y la violencia intrafamiliar.
- Igualdad de oportunidades laborales y educativas.
- Cese de la discriminación en las relaciones laborales.
- Soluciones al problema de la doble y triple jornada de trabajo, con el consiguiente debate sobre el compromiso de los hombres en las labores domesticas.
- Equidad en la participación de la mujer en la dirección del Estado y las instituciones de la sociedad civil.
- Discriminación positiva favorable a las mujeres que encabezan familias, en especial en comunidades vulnerables.
En este proceso de transformación social podemos y debemos participar los hombres. Muchos lo han hecho en el pasado y no por ello se ablandaron en su masculinidad: Por ejemplo los precursores del Cooperativismo y del Socialismo asumieron estos debates proponiendo cambios en la sociedad para superar la discriminación: El pensador Irlandés, que influyo en el Marx y en el naciente sindicalismo, William Thompson (1775- 833) con su amiga también cooperativista Anna Doyle Wheeler (1785-1848) escribieron “La Demanda de la Mitad de la Raza Humana, las Mujeres” en la lucha por los derechos políticos de la mujer.
Quizás esto es lo esencial para reflexionar en estos días de marzo, cuando celebramos el día de la mujer, felicitándolas con todo el cariño que sea posible.
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