HIP HOP CONSTRUYENDO IDENTIDADES JUVENILES URBANAS EN EL MUNDO GLOBALIZADO .


Notas de clase que pueden servir para orientar a generaciones extraviadas
por el veloz tránsito de la globalización y el mercado cultural

Historia de un movimiento cultural juvenil contestatario
El Hip Hop tuvo su momento de emergencia en los ambientes de las comunidades principalmente negras y en algunas latinas de New York de los años 60 y 70 del siglo XX, expandiéndose por las redes globales del mercado de la industria cultural, “pegando” en donde se repite el marginamiento de cualquier color y clase.
El arte y cultura hip-hop permitió visibilizar globalmente, lo invisible, lo que yacía latente en el espacio local de las barriadas populares de muchas ciudades de todo el mundo. La pobreza y marginalidad urbanas es una punzante realidad humana que se expresa en casi todas las sociedades contemporáneas, claro, acentuada por el capitalismo, con sus oleadas de globalización. Fue en esos escenarios donde el estilo Hip-hop encontró terreno, en el que arraigó, desarrollando con creatividad sus propias formas y características.
Podemos decir que el Hip-hop, desde lo local, desafía la sociedad oficial con producción artística no institucionalizada, provocadora, contestataria y juvenil. Es una clase de creación artística multimedia, que desde el ocio crea una estética desafiante a generaciones adultas asombradas y aturdidas por las velocidades actuales. Pero los espacios y tiempos de los excluidos globales del barrio son percibidos como peligrosos y violentos, por lo que esta estética es, al tiempo, que temida por las instituciones más autoritarias, asimilada por el mercado de la cultura, que ofrece oportunidades de reconocimiento y ascenso a las más creativos artística y comercialmente.
partes de un total creativo

Break-Dance en el centro de Bogotá     

Cuatro elementos principales se desatan en este movimiento cultural de las últimas décadas del siglo XX, y en efervescencia en el XXI: primero: el (los) creador(es) de la música que es el DJ mezclador, en busca permanente del beat , latido,  justo; paralelo está el segundo actor: el Maestro de Ceremonias, MC, el Rapero, el productor de liricas de poseía improvisada y fraseada, continente del discurso irreverente y del llamado al goce; el tercer elemento es la danza, Break-dance, ritualización de combate entre pandillas, conocidas como parches. Esta danza ha permitido ocupar el espacio y expandir el control sobre el cuerpo, al tiempo que escenificar la lucha, con triunfadores, pero si sangre. El Graffiti, es el cuarto elemento, que ha hecho hablar las paredes de las ciudades con su plástica y grafía características, dando color a la ciudad y dejando atrás la vieja cultura establecida, que prohíbe con sangre que el muro hable trayendo a la extinción al viejo adagio que dice: “la pared y la muralla, el papel del canalla” (en muchas ciudades conocemos crónicas sobre la muerte de graffiteros por autoridades intolerantes o grupos de “limpieza social”).
Por su puesto en esta época del capitalismo posindustrial o globalizado, este movimiento cultural, Hip Hop, que fusionan las más variadas musas del arte (desde las tradicionales música, poesía y pintura, pasando por la danza, para incluir las tiras cómicas, el cine, el diseño virtual, etc.) se sostiene en equilibrio inestable, entre los circuitos multimillonarios del comercio global cultural y las expresiones y luchas tras la identidad de jóvenes de los barrios populares y marginados.
Y en bogotá fría también

Bogotá, no es la ciudad excepción, este movimiento cultural, se expresa con gran riqueza entre los jóvenes de los barrios populares alcanzando niveles tales de consolidación tales que se han realizado quince Festivales Distritales, que en realidad son una explosión creativa de los hoppers de la ciudad, apropiándose, con multitudes, de espacios metropolitanos enormes como son el Parque Simón Bolívar o la Media torta.
 Por lo demás en grises paredes las frías calles bogotanas se ven murales tan creativos (y costosos para las frágiles economías de los graffiteros), que traen a la mente comentarios como “una lástima que estén en espacios efímeros”, pero ni modo, estamos en la sociedad de lo efímero y la incertidumbre!.En ese sentido es de resaltar, y de paso agradecer la acogida a mis estudiantes de sociología del arte de la Universidad Cooperativa, por el Museo Bogotá en la exposición titulada “Cuerpo, Calle y Patrimonio', homenaje al Hip Hop bogotano” donde se presentó espléndidamente la historia y desarrollos de este movimiento de la cultural juvenil ha tenido en Bogotá desde los años setenta.

un ejemplo para verlos (as) y oirlos (as):