Nuevos Rumbos


La Fundación Colombiana de Estudios Socioeconómicos Nuevos Rumbos, es una organización no gubernamental para el desarrollo, ONGD y la transformación social, dedicada a la investigación socioeconómica, la educación social y la asesoría a organizaciones sociales, gremiales y de la comunidad, así como a entidades que adelantan políticas sociales.
Define estatutariamente como sus principios la convivencia pacífica, el humanismo, la participación activa y ciudadana, el pluralismo democrático, la justicia social, la libre autodeterminación y la libertad de investigación, pensamiento y expresión.
Nuevos Rumbos se inspiran en la búsqueda de una sociedad forjada en la convivencia democrática entre los seres humanos, en equilibrio entre naturaleza, ciencia y tecnología, invocando integridad y compromiso en la defensa del medio ambiente y el hábitat.

CULTURA Y AUTONOMIA ANDALUZA




Dicen por aquí que Andalucía es España. Las tradiciones religiosas, las corridas de toros, los mas hermosos caballos, los azulejos omnipresentes, la conquista de América, las raíces árabes, judías, gitanas, romanas, el arte de Picaso, la poesía de Lorca o Machado, los cantaores y bailaoras de flamenco, entre tantos iconos de lo español se atropellan entre si, aquí, en el país andaluz. España también, es cierto, está por los caminos de la mancha, donde pocos molinos de viento ya no disimulan gigantes ni muelen cereales, tierras que con Castilla, Aragón y León completan la España de nuestra memoria, esa que en Andalucía se siente tanto.
Un tema central de la actualidad política peninsular es precisamente el de la construcción de las autonomías regionales, con la definición de los estatutos de las grandes regiones españolas; el polémico l`statut en Cataluña autonomista-independentista o la declaración de alto al fuego de ETA en las tierras vascas, son aspectos de este debate. Pero en Andalucía no parece hacer falta profundizar en el perfeccionamiento de su autonomía, es como si aquí sintieran que las regiones de esta España plural perfeccionan su autonomía en relación a ellos, los auténticos españoles.
Y esa fuerza cultural de Andalucía, no económica -que en ese tema si se queda rezagada-, se siente en los multitudinarios desfiles de Semana Santa, tiempo de ceremonias, tradiciones e imágenes rodeadas de una impresionante parafernalia perfeccionada durante siglos para fortalecer los espíritus de estos españoles que asisten en las calles antiguas de Sevilla y de muchos pueblos y ciudades andaluzas a las procesiones, que debo confesar me impactaron con tal fuerza que tardé en darme cuenta que su versión actual está mejorada para la fascinación de turistas, lo que por supuesto también le conviene a España sin disminuir su potencial cultural.
Todo empieza con los afiches y folletos impresos en papeles finos que con la programación de las procesiones entregan días antes con los horarios y rutas que recorrerán las procesiones. Yo colecté varios y ahora se suman a tantos papeles que se me han convertido en una de las maletas más pesadas de este turista fascinado. Es que en Colombia tenemos nuestras versiones impresionantes de estas procesiones, pero aquí la diferencia está en su trascendencia social.
Las barrocas imágenes de varios cristos, de otras tantas vírgenes engalanadas con los más pomposos atavíos y toda una corte de venerables personajes del evangelio, rodeados de velas y lámparas, oros y platas, son llevados durante lentas horas en los llamados pasos a hombros de fornidos andaluces, los costaleros, que a la primer oportunidad muestran con gozo sus marcas sagradas en la cerviz. Cada Paso, que pesa toneladas, es levantado a la voz de órdenes autoritarias pronunciadas en tonos teatrales, ofrecimientos y música sacra, para moverse lentamente por otros metros y volver a detenerse para repetir el dramático proceso en una sucesión que dura hasta 12 horas.
Los pasos van acompañados por bandas de músicos uniformados impecablemente; adelante van filas de penitentes encapuchados, los nazarenos, semidescalzos unos y los menos portando cadenas en sus tobillos, llevando la mayoría velones de colores y algunos, en sucesiones estrictas, bastones, báculos, estandartes y libros todos repujados preciosamente en plata. Salen a pasear tesoros completos que cada año crecen con los aportes de los miembros de estas hermandades que emulan entre si para hacer más ricas sus respectivas galas.
Se pregunta uno en donde guardarán esas fortunas de plata y oro, porque no debe faltar el ladrón tentado por el diablillo de estos objetos sagrados. Dicen que algunos son tan valiosos que se guardan en cajas de los bancos, que al fin de cuentas son los templos sagrados de esta época globalizada.
En Sevilla, donde asistí a procesiones del domingo de ramos, estas además van encabezadas por jinetes de penachos y uniformes y la gente que las acompaña forman el más variopinto retrato de los andaluces. Las mujeres se ponen elegantes vestidos y joyas, algunas ya sus ajustados flamencos de lunares, aunque no muchas, pues los están guardando para la no menos famosa feria de la semana siguiente. Los hombres también se visten con sus mejores trajes de corbata y los niños asisten con anacrónicos uniformecitos y trajes de cuento, para recibir dulces de los penitentes que contribuyen a que el recado de la tradición se siembre profundamente en el alma de la futura generación andaluza.
La más enorme catedral gótica cristiana iniciada en el siglo XIII, construida fusionando portentosos retazos de la mezquita del califa Abderramán II del siglo IX, es la meta de los desfiles procesionales, (así los apellidan los comentaristas de radio y t.v.) que cruzan avenidas monumentales, puentes sobre el Guadalquivir y callejuelas judías, moras y cristianas, bajo arcos y balcones, al ritmo alternados de las paradas y de los impulsos productores, supongo, de hernias y con seguridad de cayos sagrados en las nucas de los costaleros.
Todo esto es tan impresionante que es imposible no ceder a los adjetivos para tratar de describir estos ritos que definitivamente siembran una forma de comportarse, de actuar, de autodefinirse en el alma andaluza y ahora en la de muchos inmigrantes latinoamericanos que se adivinan entre las gentes que acuden a las ceremonias.
La catedral de Sevilla, con la torre Giralda antiguo minarete de la mezquita que precedió la catedral, merece capítulo aparte por todo lo que representa en el arte medieval europeo, pues además se requieren seis euros para visitarla. El que sea la meta de las procesiones en Sevilla es cosa que se cae por su peso dada la magnificencia gótica con que preside esta ciudad que fue la beneficiaria del monopolio de la conquista y primera etapa de la colonización de América. Los mitos y los vitrales rodean esta catedral, por ejemplo existe en su interior un monumento que pretende ser la tumba de Cristóbal Colon, cosa que no se ha probado, lo que no le quita lo espectacular, según lo he visto en fotos, pues en tres idas a Sevilla, el tiempo apenas me ha alcanzado para recorrer el Alcázar Real, que es el palacio real en uso más antiguo de Europa, las callejuelas laberínticas de la judería, los jardines reales, los edificios de la feria hispanoamericana de principios del siglo XX, la maestranza, la torre dorada ….
Pero la semana santa ya es cosa del pasado, ahora ya estamos en épocas de ferias y de romerías, que como la del Rocío ocurrirá en Huelva, pero es de una trascendencia nacional (e internacional pues en Manizales del alma también se hace).
Las Romerías consisten en largos recorridos por los campos con vírgenes que son trasladadas desde sus ermitas en medio de ceremonias religiosas y fiestas profanas que se mezclan apropiadamente con vinos y rones, este último aporte americano. La del rocío es la más importante de España y del mundo, pues casi un millón de personas recorren desde la aldea de la Blanca Paloma por dos días los caminos que rodean el parque natural de Doñana, el de las aves y el lince ibérico y que se extiende por kilómetros en Huelva prácticamente desde las marismas del Tinto y del Odiel hasta las del río Guadalquivir. Ya se han realizado varias romerías antes, por ejemplo en el pueblo Villa de los castillejos, que es el de Yoni el chaval con el que vivimos, se cumplió y según vimos en TV y por las huellas de barro en su ropa recorrió caminos algo difíciles, pero en este caso los pasos no son cargados por costaleros, sino por bueyes en carretas de enormes ruedas, pero igual con ornamentos que incluyen lámparas para los velones que iluminan la imagen.
También en estos días de mayo, ya se ven los preparativos y las primeras escaramuzas con motivo de las "cruces de mayo", que son fiestas de barrio que también mezclan lo ritual religioso con la fiesta flamenca de cantaores y cantaoras, bailaores y bailaoras. El flamenco en sus asociaciones de cultores populares, las llamadas peñas, me dicen es un elemento fundamental de estas fiestas, pero habrá que verlo para contar. Lo que si es interesante es que los jóvenes están muy imbuidos de estas fiestas y tradiciones flamencas que provienen del siglo XV, en lo que hoy llamarían fusión de elementos árabes, judíos, gitanos y cristianos. Los chavales escuchan rock, comen hamburguesas y pizas, los viernes rumbean en la calle en los botellones, pero pertenecen a las cofradías de nazarenos, salen a cargar pasos, acompañan romerías y escuchan sevillanas. Dicen que esta sucesión de fiestas se extienden hasta prácticamente Julio, asi que tendré tiempo para reflexionar y claro disfrutar estas rumbas que definitivamente son la matriz de las fiestas patronales y de los carnavales de los pueblos y ciudades colombianas.
El carnaval de Sevilla es prueba de ello. En las fastuosas cacetas en carpas de colores, los desfiles de coches clásicos, las cabalgatas en vestidos de lunares y boleros para las mujeres y de chalecos y sombreros de ala ancha para los hombres, las corridas de toros en la real maestranza, los juegos de disfraces y tantas otros derroches de fiesta son la prueba de que ese carnaval es la madre de los nuestros. Es tan importante este carnaval que varios Jeques Arabes vinieron este año, sumandose a estrellas del Jet set y de la política, razón que explica porque no pudimos asistir a las cacetas y a otras actividades tan costosas. Para huir de esta avalancha de tentaciones rumberas y gastos inalcansables, nos fuimos con Jaime a Punta Umbría que está apenas a 15 kilómetros del centro de Huelva-ciudad.
Es una playa de 13 kilómetros de arena y conchitas. El océano atlántico se ofrece azul y frío, sin olas fuertes. Debe ser que el golfo de Cádiz es bastante protegido y estuvo muy tranquilo. Estuvimos desde las 3 hasta los 8 de la tarde, cuando el sol ya empezaba a descender. Como el agua goza del fría primaveral, no nos bañamos, pero si se presta a caminar entre las olas por kilómetros distribuyendo la mirada entre el horizonte y entre las chavalas que se asolean mostrando sus atributos apenas cubiertas con medio vestido de baño… no la parte izquierda o la derecha, NO! sin brassier, torsidesnudas. Claro, así lo hacen las que tienen hermosos senos que mostrar con lo que se acrecienta el atractivo de la playa
El espolón que culmina en un farito moderno y descuidado sirve de sitio para que muchos pescadores pasen horas y horas esperando que algún pez garoso caiga, pero solo caen pequeños peces sin experiencia, claro que ya no tendrán oportunidad de adquirirla, mientras que vi saltar a varios metros a otros mayores coqueteándole a los pescadores que no los pueden atrapar, según aprecie en las cestas casi vacia de los pescadores. Pero esta playa carece de algo, que en nuestros mares es tan abundante: variedad de vida, no se ven las filas de pelícanos que vuelan a centímetros de la superficie, entre las rocas de los espolones no se crían los cientos de lapas, moluscos y algas, ni corren los cangrejos ermitaños con sus conchitas prestadas, que uno ve en el caribe; las aves son pocas y pequeñas, aunque hermosas planeando, pero no vi ninguna corriendo por la playa tras los añorados cangrejos del caribe.
Lo urbano preside toda esta la playa. Es un lugar agradable, pero que cuando el sol caliente más y el agua sea menos fría, llegarán multitudes con todas sus terribles mañas ruidosas. Por ahora solo algunos en caballo, en botes de vela, en motos acuáticas o elevando cometas, son indicio de lo que en esta playa debe ocurrir en unas semanas.
Entonces tocará buscar otra playa, una mas libre de presencia turística, por ahora me pareció un lugar perfecto para ir a leer sobre una roca. Voy a tratar de hacerlo… A pero antes debo regresar a Palos de la Frontera, la desilución de que ya no se llama de Moguer se supera cuando se visitan las réplicas de las Carabelas ... pero será en otra oportunidadque cuente estas anecdotas colombinas.
A bueno, finalmente el uno de mayo, como dicen por aquí. La marcha de trabajadores en Huelva es pequeñita, talvez doscientas personas desfilan y terminan en una comida. Los discursos se refieren a la precarización del trabajo que el modelo neoliberal nos impone a todos en diferentes versiones según se trate de país desarrollado o del tercer mundo; las reivindicaciones están referidas a la salud ocupacional y a la disminución del paro. Algo se refieren, pero no mucho, al tema de las guerras del terrorista Bush y las acciones de sus émulos y temidos enemigos los terroristas musulmanes fanáticos.

LLEGANDO A HUELVA



17 marzo Cronica de viaje a Huelva

La

La parte antigua de la Ciudad de Huelva no lo es tanto, conserva cosas del siglo XIX. No más viejas. Las calles del centro antiguo son angostas, algunas entre peatonales y vehiculares. Parques e iglesias son las referencias. Arquitectura que nosotros llamaríamos republicana, pero que es modernista, ecléctica pero hermosa, se parece a Madrid pero en escala, mucha arquitectura es propia de la época de la revolución industrial. Por aquí estuvieron los ingleses en el siglo XIX extrayendo minerales de la Mina de Río Tinto, en explotación desde antes de los Romanos y que son hoy las mayores a cielo abierto de Europa, así que hay un pintoresco barrio ingles, en algo parecido al Teusaquillo bogotano, pero de casas blancas. Todo el barrio se conserva y tiene las calles con denominaciones calle A, B C…Total pragmatismo ingles.
A propósito las direcciones son un problema: Todas, pero todas, las calles tienen nombres y lo único que lo orienta a uno es el número de la puerta: yo vivo en castaño del robledo Nº? , 7C. Le dicen a uno Avenida Martín Alonso Pinzon # algo, piso 4 C o izquierdo ¡! Y vaya uno a buscar.
Andalucía se parece a la Candelaria, así como los padres a veces salen parecidos a los hijos, o sea al revés. Pero sí: los pueblitos son blancos, con balcones, calles empedradas, ventanas con rejas, techos de teja de barro, algunos balcones parecen de Cartagena, otros de Mompox, otros de Popayán y algunos de Bogotá. Un pueblito que visité se llama Niebla, está rodeado de una muralla roja, protegida por almenas y por un castillo, con mazmorras de tortura, cuarto de la condesa, cuarto del herbolario, pozo para el agua, patio de armas, torres, y todo lo propio de la edad media. El pueblo que contiene es blanco andaluz.
Las iglesias de esos pueblos son como las de la Candelaria, de piedra, torres barrocas; pero también las hay de estilo gótico-almoarabe, ya que antes de la reconquista eran mezquitas, bastó con que los cristianos le cambiaran la orientación creando un nuevo altar y abriendo un nuevo portal. Una de ellas es una versión pequeña de la Alambra. Otro castillo, el de Cortesana, es pequeño pero exacto lo que uno espera de la edad media. Este viajecito lo realice invitado por una compañera de doctorados, psicóloga de la Incca, bogotana, casada con un magnifico anfitrión andaluz que prepara una deliciosa paella con vino. (que tal ah?) Los nombres compuestos y medio mágicos son muy comunes: Fuenteheridos, Almonaster la real, Corteconcepción, Villanueva de los Castillejos, Puebla de Guzmán, Valverde del camino, Bollulos Par del Condado, Matalascañas, Arrollo Molinos del león, Palos de la Frontera (no de Moguer, que es el nombre de otro pueblito) El Cedro de Andévalo, Santa Olalla de la Cala y otros tantos, que con los no compuestos como Calañas, Alájar, Galaroza o el Rompido, terminan dejándolo a uno sorprendido, por su origen y ortografía. Son pueblitos de no más de 1.000 habitantes, algunos con menos, pero todos con su especialidad: jamones en sus más variadas versiones, salchichones nunca vistos, cerdos ibéricos, quesos de todas las variedades de maduración y de leche de vaca, cabra u oveja, fresas gigantes. Y claro cada uno con su propio vino de origen, que deben hacer pareja con las cigüeñas que aquí se quedan todo el año en nidos enormes en los campanarios y en las torres eléctricas –unas tradicionales y otras postmodernas. Los bares o tabernas son otra cosa típica: hay una barra en que si uno se toma un café, un vino o un trago de aguardiente andaluz, coñac o Whisky de pie vale menos que si se lo llevan a la mesa. Siempre está el dueño del local, con tres o cuatro viejos más, hablando a gritos sobre lo costoso de algo, entre lo que entran las muelas de la esposa (vaya uno a saber si el mismo se las arrojó de un golpe), o de la rebeldía de las hijas o los últimos insultos que se lanzan a diario los políticos nacionales o regionales. Apenas le paran bolas a uno, le arrojan sobre la mesa el café o el vasito de vino, le cobran y siguen en su perorata. O se puede pedir una tapa, todas son a un euro, las hay de pescado, camarón, riñones de algún animal, ensaladillas y otras golosinas, que ellos llaman bocadillos, sin que tengan nada que ver con nuestra rosada y perfumada guayaba (para trauma de los santanderaeanos y santandereana). Estos bares están por todas partes, en Huelva capital y en toda la región, y en toda España, que también las visité en Madrid con idénticos resultados. Las tiendas de todo en el centro y en los barrios de Huelva todas son muy agraciadas, uno piensa que son costosas (si se puede más) pero no. Lo que hay que aprender es a que se dedican, pues sus nombres son despistadotes: alimentación o charcutería o churrería o cualquier otra belleza del lenguaje gravada en azulejos y que terminan por despistar más al colombiano ya desorientado. Algo desubicador es el tono de la conversación de la gente: todos gritan, las muchachas le hablan a uno con desenfado ruidoso, los adolescentes se ven agresivos (como en todas partes) pero aquí además son ruidosos. Son todos una especie de costeños (de hecho lo son) que se tragan las letras “s”, y terminan llamando la cosa, y por escrito, po el nombre mutilao, vamo(s)!. Los inmigrantes de Latinoamérica son miles, sumados a los negros del África y a gente de países de religión musulmana. Como era de esperar ser inmigrante es todo un problema: los necesitan para tantos trabajos, pero también los miran con desconfianza o arogancia. A uno siempre le preguntan que en que vino a trabajar y a los colombianos los miran con una interrogación silenciosa pero evidente, adivinas claro:¿droga? Hoy la noticia es el de una barquilla de Mauritania que con más de 40 inmigrantes subsaharianos está naufragando en medio de un temporal cerca de las Canarias, lo que ha impedido que les auxilien desde un barco hospital español. Lo más seguro es que los pasajeros de esos bajeles sean devorados por el atlántico y se sumen a los 45 que se ahogaron anteayer y poco probable que se agreguen a los 2mil y pico que si llegaron a Canarias en el 2005. En unas semanas a varias regiones cercanas a Huelva capital llegan miles de polacas a cosechar Fresas gigantes (que tal nestor?: Cosecha de rojas fresas y polacas, seguramente mas pálidas se podrá imaginar) El noticiero informa que se prevé escasez de mano de obra para esas y otras faenas agrícolas por la lentitud en la identificación de los y las inmigrantes, …. novedad?. Huelva es una ciudad pequeña, ubicada en un extremo, un amigo dice que en el culo de España (culos los hay muy buenos le he dicho). Moderna en sus avenidas, sus normas urbanas, su estilo de vida de primer mundo, pero al tiempo se nota campesina y marinera. Las señoras se ponen tremendos abrigos de piel y otros adminículos para ir de compras a la tienda de la esquina. La he recorrido a pie del centro a las afueras donde vivo en algo más de cuarenta minutos… y en eso tengo práctica, viniendo de una ciudad de 6 millones de contaminantes habitantes y tráfico que incita a caminar.
Me falta conocer el mar, que aquí es el pleno océano atlántico. El puerto de Huelva, el viejo puerto de Colon, aprovecha el rió Tinto y el rió Odiel que aquí desembocan y sirven como el Magdalena en Barranquilla. (A propósito Barranquilla aquí es una barranquita por donde uno se desbarranca) Ya había contado que en las avenidas, parques y calles de Huelva y de los pueblos que he visitado, se encuentran árboles de naranja. Son todas de un color delicioso: del que tiene las naranjas tanjelo maduras, pero son algo amargas, y por ello se encuentran en el piso tiradas. Yo las probé y en mi opinión con algo de azúcar se puede tomar un buen zumo. Pero me regalaron naranjas de supermercado, esas si tan dulces como las tanjelos y de cáscara más delicada, tanto como el sabor. Como mañana se me acaban, acudiré a las de los parques, que no por amargas son feas. Todo aquí se estudia por créditos y flexibilidad. Estoy estudiando en la facultad de Sociología y trabajo social, pero no hay carrera de sociología ….. y trabajo social es una diplomatura, que significa algo así como Técnico superior. No es como en el Colegio Mayor de Liliana, donde se estudia cuatro años, aquí dura tres, pero al igual que allí estudian mayoritariamente mujeres, lindas y jóvenes. Los pocos hombres en opinión de un profesor no lo son todos oficiales, exageraciones malosas de sociólogo. También hay una carrera en ciencias del trabajo, que dura cuatro años pero que no sé en que consiste. El edificio de la facultad es hermoso, moderno, funcional y enorme. Adivinaron: poco parecido al nuestro. Para su envidia, cada profesor tiene su oficina, con ordenador, impresora, escáner, Internet, etc. etc. Los salones son gigantes, de más de cincuenta sillas y mesas finas y pulcras. Paco profesor de metodología es sociólogo, fue cura por diez años (cura de bautizas, bodas y confesiones, de la BBC dice el), compuso música protesta en los años setenta, fue marinero pescador con titulo y ahora es profesor de sociología. Ese profesor, Paco, es un viejo especial, amable y con sabiduría, se le nota. Ha tenido un detalle muy bueno conmigo, me regaló un celular con su cargador, para que lo lleve a un lugar donde los liberan y afiliarlo a una empresa. En un material del mismo profesor hay una entrevista de un marroquí inmigrante, que por ser musulmán, aunque no practicante, se expresa con preocupación sobre las cosas que los escandalizan: la primera es que les ofrecen cerdo y vinos, las dos prohibidas por el Corán. Pero además está que la carne de cordero que por aquí es común, es de animales no degollados, sino que los matan distinto al gusto de Alá. Pero que terrible escándalo, cosa que no pueden soportar, pero les toca: las mujeres en las playas están desnudas, horror de horrores que yo, con permiso del profeta, espero presenciar. Ya casi es tiempo de cosecha, Yo ya recibí vino, cerdo en muchas formas y cordero no degollado, ahora corresponde ir a ver la playa, pero aún hace mucho frío para ello. La parte 2: unos dìas después Estoy presenciando a medias la transición a la primavera. Dicen que será una molestia para los que sufren de alergias al polen; hará falta algo de espíritu de insecto mielifero. Ahora los días justifican plenamente el nombre morisco al andaluz, el cielo es azul y el horizonte solo es disipado por brumas lejanas que aquí remplazan a nuestros cerros sabaneros. Planeo volarme en tren por un día a Sevilla, donde los lugares moriscos son más abundantes y espectaculares. Estoy sufriendo el síndrome de la incomunicación: mis dos acompañantes de apartamento saben mucho menos español del que yo suponía. Es un apartamento silencioso ni siquiera música ponen estos muchachos. Se encierran en su cuarto sin hacer ruido y cuando salen lavan, limpian y todo lo ponen en orden. Yo les secundo no dejando mi tradicional desorden, pero aún así alguna morona latina molesta a estas mentes que vienen de Viena, de la que yo suponía a orillas del Danubio, pero que en la germánica lengua no se llaman ni parecido a como aprendimos en nuestras castellanizadas clases de geografía. Quien sabe si sepan bailar el vals de Straus, pues ni siquiera he podido hacerme entender sobres esos lugares comunes. El único nombre que parece que me han entendido es Freud, debe existir alguna razón inconciente supongo. Yo prendo el televisor con su insulsa programación, tan parecida a la nuestra! El radio de pilas ya las ha terminado y aquí valen la pendejadita de 8€. Pero he encontrado la solución: me cambio de apartamento y voy a vivir con…. dos alemanas! Ellas parece que sí quieren mejorar su español que a mi juicio está mucho mejor y buscan a alguien que les remplace el Servio de pelo rasta que vive con ellas hasta el 1 de abril; Ojalá me acepten, en Huelva el alojamiento para viajeros y estudiantes es una deficiencia. De tdas formas espero que mi sensación sobre su mejor español no esté viciado por sentidos diferentes al oído, pues los otros cuatro fueron impresionados muy gratamente por estas dos preciosas berlinesas, una mona y otra morena y por la rebaja en la cuota de alquiler. De pronto sigo incomunicado pero mejorará substancialmente el paisaje cotidiano. Esto de los idiomas aquí si es en serio. Cuando hace dos semanas atravesaba por castilla y la Mancha rumbo a Huelva, en el auto bus una pareja de viejos esposos, cada uno en una silla diferente como es natural después de años de soportar el matrimonio, conversaban en su gallego o catalán, no pude adivinar cual a pesar del molesto volumen de sus polémicas triviales. La migración ocupa uno de los primeros puestos en el top de las preocupaciones de la gente española, después del fútbol, las polémicas teatrales de los políticos sobre las autonomías y los etarras, y la violencia contra los niños. Trabajadores llegan del este europeo -polacas y otros eslavos- a recoger cosechas; marroquíes a trabajar en lo que sea; colombianos y africanos subsaharianos a lo mismo. Con esa migración aparecieron los locutorios, sitios de cabinas para hacer llamadas, idénticos a los que pululan en Colombia, con la diferencia de que aquí son babeles de lenguas de negros, moros, latinos y eslavos, no obstante el predominio sutil de algunas tribus de esas según la zona de la ciudad. Viajar en autobús por Castilla y La Macha es descubrir la modernización de las tierras del Quijote, donde pocos molinos sobreviven de adorno para la curiosidad de los turistas. Cultivos de muchos productos con aplicación de tecnologías y carreteras que se entrecruzan, en esos abrazos de asfalto de los puentes de las autopistas, en dirección a ciudades y pueblos de nombres castellanos, es lo característico. También se ven obras en muchas partes, casi tantas como en Madrid, donde en cada lugar se encuentra uno con construcciones de viaductos, puentes, tramos subterráneos del metro y otras infraestructuras con inversiones gigantescas; ¡el paraíso soñado por cualquier político colombiano y su legión de contratistas! En muchos lugares aparecen las ventas, que ahora tienen parqueaderos y anuncian vinos y quesos del lugar. Desafortunadamente el bus no se detiene en ninguno de ellos y a mi solo me quedó la resignación de quien no tienen euros para caer en la tentación de uno de los tantos quesos y vinos que por allí se adivinan. Entrar a Andalucía es hacerlo en tierra de olivos ordenados en filas infinitas que visten de rayas las colinas. Los olivos más viejos y descuidados extienden sus ramas haciendo arcos desde la copa hasta el suelo como garras del nosferatus. Pero estos fantasmas son pocos, los demás están podados en diferentes alturas y hacen ver en esa época el paisaje desolado, aunque más verde que el de la invernal Madrid